Jorge Julio López desapareció (¿por segunda vez?) el 18 de septiembre de 2006. El caso de este hombre, que tomó trascendencia tras haber declarado para que condenen al genocida Miguel Etchecolatz a prisión perpetua, lleva casi 10 años en los que poco y nada se intentó saber.
La supuesta primera desaparición que habría sufrido López data del 27 de octubre de 1976 con posterior liberación el 25 de junio de 1979. llamó la atención que la declaración judicial de López sea tan puntillosa, contradiciendo sus primeros testimonios referidos a su secuestro y en donde aseguraba no recordar detalles concretos del cautiverio que había vivido. En su primera declaración dijo no reconocer a sus torturadores. En el juicio oral da nombres. Habla que en Arana -centro clandestino de detención ubicado en la ciudad de La Plata- supuestamente veía por una mirilla todo. Todas las personas que declararon coincidieron en que en Arana no se podía ver, ya que estaban vendados y atados. También suena raro porque las mirillas por disposición interna, se abrían de afuera. Y por último, el dato más desacertado fue cuando dijo que en el centro clandestino ve a una persona que llaman Higuita -por el parecido con el arquero colombiano- y que en esa fecha tenía tan sólo 10 años y además no era conocido todavía.
«Para nosotros, no es un típico desaparecido. López no fue militante, hay que investigar su trayectoria. Vive en un barrio de policías, tiene un hermano policía y la familia no habla de que está desaparecido, lo cual es extraño», declaró Hebe de Bonafini poco después de la evaporación del albañil, al salir de una reunión con el presidente Néstor Kirchner en la Casa Rosada. La titular de Madres aseguró posteriormente lo mismo que dicen los investigadores hoy en día: que el albañil no era el único testigo de importancia en la causa contra Etchecolatz, de hecho el represor sigue en prisión y no dependía su enjuiciamiento de más declaraciones de López.
Un ex agente inorgánico de la SIDE que revistó durante dos décadas en esa dependencia del Estado declaró a periodicotribuna.com.ar: «López abandonó su hábitat en forma voluntaria, pero aconsejado y acompañado por alguien que lo convenció de la necesidad de ocultarse unos días para evitar represalias contra él y su familia por sus declaraciones en el juicio a Miguel Etchecolatz y de paso generar un clima adverso para la marcha de los familiares de víctimas de la subversión del día 5 de octubre. Pensá que, en primer lugar, la declaración de él está firme y el objetivo cumplido. Además, si de escarmiento se trata, lo hubieran matado —y de forma horrorosa— antes de prestar su declaración. Si el mensaje es para los demás testigos, ya hubieran hecho aparecer el cuerpo.»